A veces las casas están como “engualichadas”: se escuchan voces, se perciben fantasmas o, simplemente, entramos y sentimos que se nos cae un elefante encima. Primero, verificar las pérdidas de gas, porque muchas veces existen y generan sensaciones de mala onda. Segundo, comprobar si los fantasmas son verdaderos: ¿los sintieron? ¿Dejaron vestigios? ¿Más de una persona dice haberlos percibido? No basta con que una sola persona los haya visto, porque puede ser paranoica, haber consumido drogas, haber tomado alcohol en exceso o haber tenido una relación uno a uno con un fantasma que no es maligno para el hogar. Cuando estén seguros de que es necesaria la limpieza, habrá que hacerlo durante tres viernes, y no más de 7 veces en el año reforzando siempre en martes o en viernes 13, en Halloween o en aniversarios de muertos de la familia.
Para hacerlo:
1- Disponés siete carbones sin encender como si fuera un pino desde el norte hacia el sur formado un triangulo con vértice al sur este y al sur oeste.
2- ¡Ojo donde los apoyan, porque cuando se encienden queman!
3- Colocarás una cucharita de mezcla de los cinco poderes (alcanfor, mirra, incienso, almizcle y sándalo). También se puede hacer la mezcla con todas las ramitas secas que tengas en tu casa de romero, lavanda, ruda o cualquier otra planta aromátca.
4- Al encender cada carbón repetis tres veces por cada uno: “Que el mal desaparezca”. En total, esa frase se dirá 21 veces.
5- Dejar cerrada la casa por media hora. Irse del lugar durante ese tiempo.
6- Luego, al abrir, limpiar con agua y vinagre blanco (o cualquier líquido desinfectante) de adentro hacia afuera, muebles y demás. ¡Tirar todo lo que no sirve! Al mismo tiempo, decir: “Limpio los restos de energía negativa, sólo entra energía positiva”.
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